miércoles, 27 de julio de 2011

De "Open City", una novela de Teju Cole

"Cada uno tiene, hasta cierto punto, que tomarse a sí mismo como referencia de la normalidad, tiene que suponer que el espacio de su propia mente no es, no puede ser, completamente opaco para sí mismo. Quizá es a esto a lo que llamamos cordura: que, sean cuales sean nuestras auto aceptadas excentricidades, no somos los villanos de nuestras propias historias. En realidad es al contrario: interpretamos, y solo interpretamos al héroe, y en el torbellino de las historias de los otros y hasta donde esas historias nos conciernen, nunca somos menos que heroicos. ¿Quién, en la era de la televisión, no se ha mirado al espejo y ha imaginado su vida como un "show" presenciado por multitudes? ¿Y quién, con eso en mente, no ha puesto en su vida diaria un poco de actuación? Tenemos la capacidad de hacer el bien y el mal y solemos elegir el bien. Cuando elegimos el mal, ni nosotros ni nuestra imaginaria audiencia se perturban, porque somos capaces de ser elocuentes con nosotros mismos y porque, por otras decisiones, hemos merecido su simpatía. Están dispuestos a pensar lo mejor de nosotros, no sin razón. Desde mi punto de vista, pensando sobre la historia de mi vida, incluso sin pretender un sentido de la ética especialmente alto, estoy satisfecho de haberme mantenido cerca del bien."

lunes, 25 de julio de 2011

El pueblo de las almas perdidas

Ayer apareció en El País un brillante artículo del siempre interesante Gustavo Martín-Garzo sobre la necesidad de los cuentos:

http://www.elpais.com/articulo/opinion/pueblo/almas/perdidas/elpepiopi/20110724elpepiopi_12/Tes

no me atrevo a decir una palabra sobre él, hay que leerlo, solo que entre otras muchas cosas habla de un  poema estremecedor de Lezama Lima que se puede leer aquí:

http://www.cubaliteraria.cu/autor/lezama_lima/obras_poesia_06.html

(lo siento, tengo que aprender a añadir links directos, estoy en ello)

domingo, 17 de julio de 2011

"Making Stories", de Jerome Bruner

"Al catedrático de clásicas que se quejaba de la domesticación que había hecho Freud de la leyenda de Edipo no le faltaba razón: al convertir Edipo en una lección, Freud había minado el poder de la obra para crear mundos imaginarios más allá del psicoanálisis. Porque dramas como Edipo Rey, incluso aunque tengan el poder de acabar con la inocencia, no son lecciones sino tentaciones para reconsiderar lo obvio. La gran ficción es subversiva en espíritu, no pedagógica." (Pág. 10)

domingo, 10 de julio de 2011

Win Win, teoría de juegos

La aparición en el blog de sugerentes referencias a The Visitor, la estupenda película de Thomas McCarthy, hizo que fuese a ver Win Win, ganamos todos con la boca hecha agua ante la perspectiva de disfrutar de otra de sus pequeñas joyas (¿por qué llamamos pequeñas a estas grandes joyas?) como la propia The Visitor o la extraordinaria The Station Agent (Vías cruzadas) una de las películas que más me ha emocionado sin que pueda explicar por qué. A pesar de una interpretación genial como siempre de Paul Giamatti y de la composición de Alex Shaffer de un adolescente torturado por su vida familiar (en un personaje que, por cierto, coincide en muchos aspectos con el para mí fallido John Lennon de Nowhere Boy, pero aquí mucho más creíble) la peli no me ha tocado la fibra sensible tanto como las otras dos. Sin embargo encuentro muy interesante el punto de partida. La teoría de juegos es una apasionante convergencia entre las matemáticas, la biología y las ciencias sociales y estudia aquellas situaciones en las que la pérdida o ganancia que obtiene un individuo como resultado de una decisión depende de las decisiones que tomen otros individuos (o sea, la vida misma). Por cierto, eso me recuerda una historia: uno de los fundadores de la teoría de juegos, J.F. Nash, fue muy bien interpretado por Russell Crowe en Una mente maravillosa, una película que me decepcionó, pero eso es otra historia. El caso es que me parece original y sugerente describir la compleja situación familiar y moral que pinta la película con un modelo de la teoría de juegos (el modelo "win win", uno de los modelos de "suma no cero" porque el beneficio de uno no repercute en una pérdida para el otro) porque creo que muchas de las narrativas fundamentales se concibieron para ilustrar de forma intuitiva los distintos modelos de juegos que utilizamos en la vida. Por ejemplo, desde este punto de vista se entiende mejor la universalidad de la fábula de la cigarra y la hormiga. Mi fascinación por la vida bohemia siempre me hizo preferir a la cigarra pero eso es una proyección mía, la fábula no va de vida bohemia versus vida burguesa, sino de egoísmo y altruismo. Y la teoría de juegos ha conseguido explicar ¡con fórmulas matemáticas! uno de los dilemas fundamentales de la biología y de la moral: ¿por qué, siendo los seres vivos básicamente egoístas, el altruismo es tan frecuente? respuesta: la forma más segura de ganar yo es que ganemos todos. La transición de P. Giamatti de un egoísmo ambiguo y culposo a un altruismo inteligente me parece una hermosa historia con fundamento matemático.