domingo, 10 de julio de 2011
Win Win, teoría de juegos
La aparición en el blog de sugerentes referencias a The Visitor, la estupenda película de Thomas McCarthy, hizo que fuese a ver Win Win, ganamos todos con la boca hecha agua ante la perspectiva de disfrutar de otra de sus pequeñas joyas (¿por qué llamamos pequeñas a estas grandes joyas?) como la propia The Visitor o la extraordinaria The Station Agent (Vías cruzadas) una de las películas que más me ha emocionado sin que pueda explicar por qué. A pesar de una interpretación genial como siempre de Paul Giamatti y de la composición de Alex Shaffer de un adolescente torturado por su vida familiar (en un personaje que, por cierto, coincide en muchos aspectos con el para mí fallido John Lennon de Nowhere Boy, pero aquí mucho más creíble) la peli no me ha tocado la fibra sensible tanto como las otras dos. Sin embargo encuentro muy interesante el punto de partida. La teoría de juegos es una apasionante convergencia entre las matemáticas, la biología y las ciencias sociales y estudia aquellas situaciones en las que la pérdida o ganancia que obtiene un individuo como resultado de una decisión depende de las decisiones que tomen otros individuos (o sea, la vida misma). Por cierto, eso me recuerda una historia: uno de los fundadores de la teoría de juegos, J.F. Nash, fue muy bien interpretado por Russell Crowe en Una mente maravillosa, una película que me decepcionó, pero eso es otra historia. El caso es que me parece original y sugerente describir la compleja situación familiar y moral que pinta la película con un modelo de la teoría de juegos (el modelo "win win", uno de los modelos de "suma no cero" porque el beneficio de uno no repercute en una pérdida para el otro) porque creo que muchas de las narrativas fundamentales se concibieron para ilustrar de forma intuitiva los distintos modelos de juegos que utilizamos en la vida. Por ejemplo, desde este punto de vista se entiende mejor la universalidad de la fábula de la cigarra y la hormiga. Mi fascinación por la vida bohemia siempre me hizo preferir a la cigarra pero eso es una proyección mía, la fábula no va de vida bohemia versus vida burguesa, sino de egoísmo y altruismo. Y la teoría de juegos ha conseguido explicar ¡con fórmulas matemáticas! uno de los dilemas fundamentales de la biología y de la moral: ¿por qué, siendo los seres vivos básicamente egoístas, el altruismo es tan frecuente? respuesta: la forma más segura de ganar yo es que ganemos todos. La transición de P. Giamatti de un egoísmo ambiguo y culposo a un altruismo inteligente me parece una hermosa historia con fundamento matemático.
jueves, 23 de junio de 2011
Cuentos chinos
Tiene Un cuento chino una reflexión sobre la figura del otro que me parece encantadora. Roberto, un solitario que ha construido su vida en el reducido círculo de su ferretería, en permanente cabreo contra el mundo, ayuda a un joven chino extraviado en Buenos Aires, lo acoge en su casa y esa presencia, para él ininteligible, trastoca su orden neurótico. Dos vidas que se encuentran en un momento único del tiempo y el espacio y que se salvan mutuamente. El argumento de referencia es el del "intruso benefactor", un tema universal relacionado con el culto a la hospitalidad y que seguramente tiene que ver con la experiencia ambivalente que se vivía en las pequeñas comunidades ante la llegada del extraño: podía ser una amenaza -intruso destructor- o una bendición. Este segundo caso ha generado las historias sobre el intruso benefactor: el que viene de fuera, de tan fuera que es completamente otro y cuya presencia cambia nuestra vida. Una película de referencia es Teorema. Otra fue E.T. El intruso benefactor tiene carisma. Su ayuda no es a base de esfuerzo o buenas intenciones. Más bien es un catalizador. Como el Peter Sellers de "Bienvenido Mr. Chance", otro intruso benefactor fundamental, que era un ser tan neutro, tan poco conectado con la vida real que todos proyectaban en él sus deseos. Porque parece que el carisma de los intrusos benefactores sea ese: ser un lienzo en blanco; al ser el único que no quiere que nada cambie, lo cambia todo. En "un cuento chino", la amiga de Roberto se queda mirando al chino -que no habla porque no entiende nada- y dice: "es que son milenarios..."
viernes, 17 de junio de 2011
Nowhere People (ay! las vidas de los rockeros)
Fui a ver Nowhere Boy, la película basada en la juventud de John Lennon, temiendo que fuese solo una versión más del aburrido guión de "vida de artista": 1. Infancia difícil y traumática con familia conflictiva o directamente aberrante. 2. Adolescencia y juventud de rebeldía contra esa familia y el medio social. 3. Encuentro con el propio talento y ascenso a la fama. 4. El éxito provoca el Descenso a los Infiernos: de la bebida, de otras drogas, del sexo o de la locura (en el caso de las estrellas del rock, todo a la vez). 5a. Suicidio o destrucción (Kurt Cobain, Jim Morrison). 5b. Reencuentro con el talento, redención y salvación (el estupendo Johnny Cash interpretado por Joaquin Phoenix en En la cuerda floja). Si la película tiene algún interés es precisamente que solo llega al tercer paso, es decir, nos ahorra dos de los cinco estereotipos: termina con la salida de Lennon de su chirriante hogar para conquistar el mundo. Pero ¿son solo estereotipos o hay algo de verdad en esas historias? El problema está en la propia idea de biografía y en su concepción narrativa. Se escriben retrocediendo en el tiempo. No las "escribe" (lo entrecomillo porque lo de escribir es retórico, normalmente las escribe un negro porque las estrellas de rock suelen estar demasiado ocupadas, ya se sabe, todo el día drogas y sexo) una persona que se interroga sobre sí misma para descubrirse, sino un personaje que intenta justificar biográficamente cómo ha llegado a tener esa vida tan fascinante. Es decir, al empezar a narrar ya sabemos el final y la explicación de ese final tiene un canon: trauma, rebeldía, éxito, infierno, salvación. El artista lo es porque su vida es torturada y no convencional. La realidad: que el éxito es una mezcla de talento, muchísimo trabajo, bastante suerte u oportunidad y una configuración de la personalidad en la que destacan la ambición, la obsesividad y el narcisismo es, por razones muy complejas, bastante poco atractiva para la mayoría de la gente. En una película infravalorada y que casi nadie ha visto, Rock Star (en realidad no es buena, pero se atreve inteligentemente con estos estereotipos) el protagonista interpretado por Mark Whalberg, una estrella del heavy metal en ascenso, tiene su primera rueda de prensa y cuando le piden que explique de dónde saca la potencia de sus increíbles aullidos, él empieza a contestar ingenuamente: "bueno, se lo debo a las clases de canto de Miss.... en la escuela parroquial..." y rápidamente su manager le tapa el micrófono y dice: "está bromeando, se le ha puesto esa voz de chupar coños". Es decir, en el momento en que el personaje hace su aparición, la verdad de la persona: trabajo duro y talento (de él y de su profesora) tiene que dejar paso al mito: es nuestro desenfreno lo que nos hace geniales, no somos un producto de mercadotecnia y trabajo calculado cuidadosamente, sino una fuerza de la naturaleza. O sea, la misma razón por la que no nos gusta ver el sudor de las bailarinas, necesitamos creer que una magia interna las hace levitar.
En el estupendo artículo de Diego A. Manrique Por qué fascinan las vidas de los canallas http://www.elpais.com/articulo/sociedad/fascinan/vidas/canallas/elpepisoc/20110611elpepisoc_1/Tes publicado en El País el 6 de junio, en el que se pregunta por el éxito literario de las biografías de rockeros (cuenta que Keith Richards cobró por la suya 7 millones de dólares) destaca la opinión de Óscar Palmer, traductor al español de muchas biografías malditas: "Es la atracción eterna por la figura del forajido, pero adaptada a la cultura del gran espectáculo. Te permite vivir vicariamente una existencia desmadrada, al margen de horarios laborales, novias formales y vagones de metro atiborrados. Puro escapismo pero tiene también cierto valor reconfortante: sabemos que nunca vamos a acceder a ese mundo y envidiamos a quien lo logra, pero oye, si resulta que el precio a pagar son adicciones, muertes, puñaladas traperas, ataques de locura y escarnio universal... a lo mejor con verlo de lejos ya nos basta". Para mi gusto se salva Cronichles, el estupendo libro de Bob Dylan precisamente porque acepta sin pudor su carácter de obra literaria y al hacerlo se escapa del estereotipo.
Bueno, todo esto es para decir que las biografías de artistas-rockeros son un género más del cuento fantástico y como tales siguen un guión arquetípico que no tiene nada que ver con la realidad pero cumplen una función psicológica necesaria, precisamente la opuesta y complementaria a las hagiografías (vidas de santos) de las que escribiré otro día seguramente lejano porque, aun siendo otro género del cuento fantástico, son mucho más aburridas, ya se sabe, nada de sexo, drogas ni rock'n roll.
En el estupendo artículo de Diego A. Manrique Por qué fascinan las vidas de los canallas http://www.elpais.com/articulo/sociedad/fascinan/vidas/canallas/elpepisoc/20110611elpepisoc_1/Tes publicado en El País el 6 de junio, en el que se pregunta por el éxito literario de las biografías de rockeros (cuenta que Keith Richards cobró por la suya 7 millones de dólares) destaca la opinión de Óscar Palmer, traductor al español de muchas biografías malditas: "Es la atracción eterna por la figura del forajido, pero adaptada a la cultura del gran espectáculo. Te permite vivir vicariamente una existencia desmadrada, al margen de horarios laborales, novias formales y vagones de metro atiborrados. Puro escapismo pero tiene también cierto valor reconfortante: sabemos que nunca vamos a acceder a ese mundo y envidiamos a quien lo logra, pero oye, si resulta que el precio a pagar son adicciones, muertes, puñaladas traperas, ataques de locura y escarnio universal... a lo mejor con verlo de lejos ya nos basta". Para mi gusto se salva Cronichles, el estupendo libro de Bob Dylan precisamente porque acepta sin pudor su carácter de obra literaria y al hacerlo se escapa del estereotipo.
Bueno, todo esto es para decir que las biografías de artistas-rockeros son un género más del cuento fantástico y como tales siguen un guión arquetípico que no tiene nada que ver con la realidad pero cumplen una función psicológica necesaria, precisamente la opuesta y complementaria a las hagiografías (vidas de santos) de las que escribiré otro día seguramente lejano porque, aun siendo otro género del cuento fantástico, son mucho más aburridas, ya se sabe, nada de sexo, drogas ni rock'n roll.
lunes, 6 de junio de 2011
Virginia Woolf era neuróloga (como Proust, Cézanne o Stravinsky)
En un libro encantador e intenso, Proust was a Neuroscientist, Jonah Lehrer explica de forma rigurosa y muy amena cómo ocho artistas: Walt Whitman, George Elliot, Auguste Escoffier, Marcel Proust, Paul Cézanne, Igor Stravinsky, Gertrude Stein y Virginia Woolf demostraron un conocimiento intuitivo de los procesos mentales que coincide con las tendencias de la neurología más actual y que llegó por lo tanto mucho más lejos que la ciencia de su tiempo. Hablando de Virginia Woolf y de su extraordinariamente lúcida descripción del flujo de consciencia, dice: “...para Woolf la respuesta era sencilla: el yo es una ilusión. Esta era su visión final del yo. Aunque empezó intentado desmantelar la pesada noción decimonónica de la consciencia, en la cual el yo era tratado “como un mueble”, terminó dándose cuenta de que el yo realmente existía, aunque fuese solo como una habilidad de la mente. Igual que un novelista crea una narrativa, una persona crea un sentido de ser. El yo no es ni más ni menos que nuestra obra de arte, una ficción creada por el cerebro para dar sentido a su propia desunión. En un mundo hecho de fragmentos, el yo es nuestro único ‘tema, recurrente, a medias recordado, a medias entrevisto’. Si no existiese, nada existiría. Seríamos un cerebro lleno de personajes, desesperadamente buscando un autor.” Somos nuestra propia narrativa, nuestro propio relato.
Por cierto, Jonah Lehrer mantiene un blog interesantísimo: The Frontal Cortex
http://www.wired.com/wiredscience/frontal-cortex/
miércoles, 18 de mayo de 2011
Midnight (Cinderella) in Paris
El mito de Cenicienta es muy antiguo; la versión a la que estamos acostumbrados es la de Disney, que tenía un instinto infalible para los relatos fundamentales y que siguió bastante fielmente la versión de Perrault, más antigua que la de los hermanos Grimm. Pero hay muchas otras variantes, la historia china de Yeh Shen "pies de loto" o la que se contaba entre las tribus indias de Canadá. Los elementos clave de este relato parecen ser: un conflicto familiar en el que el/la protagonista sufre alguna forma de rechazo por ser de diferente sangre: hijastra, adoptado, etc.; una transformación mágica que ocurre al atardecer o a la medianoche que sirve para que el protagonista descubra la parte de sí mismo que su familia no valora; y el descubrimiento del amor con alguien que sí "ve" las cualidades del/la protagonista. Woody Allen ha hecho una reescritura muy interesante de este antiguo mito. El protagonista, Gil, es ninguneado por la familia de su futura esposa y por ella misma, no por ser pobre o huérfano sino por ser un romántico y un idealista, lo que lo convierte en el blanco de las bromas de todos, alguien que, definitivamente, no es "uno de los nuestros". Una carruaje mágico en forma de Rolls Royce (color calabaza, precisamente) lo lleva cada noche, al sonar las campanadas de las doce, al mundo de sus sueños donde se encuentra de tú a tú con las personas a quienes respeta: Buñuel, Dalí, Hemingway... y donde es aceptado como uno más.
La conexión con el mito de Cenicienta nos revela en la película mucho más que su aparente reflexión sobre "cualquier tiempo pasado fue mejor". Como en todas las variantes de este relato -y las hay en casi todas las culturas- es una reflexión sobre cómo nos buscamos en la mirada de los otros, cómo al hacerlo nos perdemos y cómo nos encontramos en la mirada de quienes nos aman. Gil se encuentra en la mirada de la vendedora de la "nostalgia shop", alguien que desde el primer momento lo miró con simpatía. Pero solo le ocurre después de haber entendido que mitificamos una época porque creemos que en ella podríamos haber sido como realmente somos y que el problema no está en nuestra época sino en las personas o en las familias que nos ven cubiertos de ceniza porque no quieren vernos de otra forma.
La conexión con el mito de Cenicienta nos revela en la película mucho más que su aparente reflexión sobre "cualquier tiempo pasado fue mejor". Como en todas las variantes de este relato -y las hay en casi todas las culturas- es una reflexión sobre cómo nos buscamos en la mirada de los otros, cómo al hacerlo nos perdemos y cómo nos encontramos en la mirada de quienes nos aman. Gil se encuentra en la mirada de la vendedora de la "nostalgia shop", alguien que desde el primer momento lo miró con simpatía. Pero solo le ocurre después de haber entendido que mitificamos una época porque creemos que en ella podríamos haber sido como realmente somos y que el problema no está en nuestra época sino en las personas o en las familias que nos ven cubiertos de ceniza porque no quieren vernos de otra forma.
lunes, 9 de mayo de 2011
jugar
"Solo aquellos seres vivos que no necesitan aprender nada nuevo pueden ahorrarse el gasto de energía que supone jugar" Brian Boyd
miércoles, 4 de mayo de 2011
La muerte de Bin Laden y el mito de San Jorge
La muerte de Bin Laden es una oportunidad para observar en vivo cómo la historia -la Historia- se transforma en relato en cuestión de horas o días. El relato básico con el que se ha descrito el episodio es el de la caza del monstruo en su guarida. Hay muchas versiones de este mito: Beowulf mata al monstruo Grendel, Teseo al Minotauro y la más cercana a nosotros quizá sea la de San Jorge matando al dragón (Pedro IV usaba el drac alat, más tarde confundido con un murciélago, en su yelmo). Los elementos básicos del relato son:
-un monstruo con propiedades destructivas, frecuentemente asociadas al fuego
-una guarida laberíntica y de difícil acceso en la que es fácil perderse (el Minotauro no puede salir del laberinto porque se ha extraviado en él, el monstruo preso de su propia maldad, Bin Laden escapándose por los pelos de las cuevas laberínticas de Tora Bora, pero no de su último escondite) y en la que el monstruo retiene a víctimas o seres inocentes: doncellas, niños...no resulta extraño que desde esta narrativa se insista en que Bin Laden en sus últimos momentos utilizó a su esposa como escudo
-un método para llegar hasta él (el hilo de Ariadna, el mensajero, el delator)
-un caballero o grupo de caballeros revestidos de armadura y concienzudamente entrenados para la misión. Siempre se trata de una misión, en este caso nada menos que "operación Gerónimo", otro nombre de resonancias míticas y que ejemplifica la fuerza reveladora de la narrativa: el ejército americano ha encontrado un nombre especialmente incorrecto -Gerónimo fue un lider que defendió su tierra y su cultura y no un terrorista destructivo- que demuestra que no se ha librado de la visión sesgada de su propia historia.
-un monstruo con propiedades destructivas, frecuentemente asociadas al fuego
-una guarida laberíntica y de difícil acceso en la que es fácil perderse (el Minotauro no puede salir del laberinto porque se ha extraviado en él, el monstruo preso de su propia maldad, Bin Laden escapándose por los pelos de las cuevas laberínticas de Tora Bora, pero no de su último escondite) y en la que el monstruo retiene a víctimas o seres inocentes: doncellas, niños...no resulta extraño que desde esta narrativa se insista en que Bin Laden en sus últimos momentos utilizó a su esposa como escudo
-un método para llegar hasta él (el hilo de Ariadna, el mensajero, el delator)
-un caballero o grupo de caballeros revestidos de armadura y concienzudamente entrenados para la misión. Siempre se trata de una misión, en este caso nada menos que "operación Gerónimo", otro nombre de resonancias míticas y que ejemplifica la fuerza reveladora de la narrativa: el ejército americano ha encontrado un nombre especialmente incorrecto -Gerónimo fue un lider que defendió su tierra y su cultura y no un terrorista destructivo- que demuestra que no se ha librado de la visión sesgada de su propia historia.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)